Der rote Faden des Lebens

bei Susane Franz - Argentinisches Tageblatt 17/4/2005

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Mit viel Geduld entwirren die Hände im Schoss die Knäuel kompliziert ineinander verwobener Lebensfäden. Welcher dieser Fäden hat Bedeutung für mich, welcher hat sich hier eingeschlichen, bringt alles durcheinander, hat aber nichts mit mir zu tun? Wo ist er, der Leitfaden, in dem ich Ratschläge finden kann für mein Leben, wo ist der rote Faden, der sich durch mein Tun zieht und mir Kohärenz verleiht?

Zärtlich berühren die Hände die Fäden, probieren vorsichtig, eine Struktur in das unkontrollierbar scheinende Geflecht zu bringen. Ziehen mal hier, mal da, und kehren wieder zum Ausgangspunkt zurück, wenn sich Knoten zu bilden drohen. Nein, hier geht es nicht lang. Versuchen wir es auf einem anderen Weg.

Ausgangspunkt der Foto-Installation RECONOCER (Wiedererkennen) der in Berlin lebenden argentinischen Künstlerin Silvina Der-Meguerditchian in der Galerie Elsi del Rio in Palermo ist die überdimensionale Fotografie einer Brust. An den Brustwarzen hängen Fäden, die auf dem Boden vor dem Foto kleine Woll-Berge bilden. Hier ist der Anfang, der Ursprung allen Lebens, die Mutter. Die Brust nährt und stellt den ersten Kontakt zur Außenwelt dar. Es geht um das Geben, aber auch um die Fähigkeit, zu nehmen.

Die Hände des erwachsenen Menschen suchen das mitgeschleppte Bündel zu entwirren. Mit den Fäden, die heraussortiert werden können, kann man etwas anfangen. Silvina montiert diese Fäden auf Fotos von Buenos Aires - ihre Heimatstadt, die sie als ungefähr 20-Jährige verlassen hat. Ein Telefon oder ein Stuhl wirken wie surrealistische Elemente auf den Bildern der Avenidas, vor der Szenerie der Grosstadt.

Was mache ich mit meiner Identität, wenn ich den Hintergrund, vor dem ich sie entwickeln konnte, verlassen habe, scheint Der-Meguerditchian zu fragen. Die neue Stadt, das neue Land, wird nie diese Art von Heimat sein. Was ICH jetzt bin, hängt - unverstanden - in der Luft. Die letzten Bilder der Installation sind auf transparentes Material montierte Szenen, in denen die Künstlerin wieder mit den Fäden arbeitet - nun auf einer abstrakteren Ebene, jenseits von Zeit und Raum, Wegen zur Identitätsfindung oder erfüllten bzw. unerfüllten Grundbedürfnissen.

 

Hier findet Silvina Der-Meguerditchians Installation einen runden Abschluss, der aber kein Ende sein muss. Denn Selbstfindung ist wie ein hermeneutischer Zirkel, in dem man - mit neuen Erkenntnissen, neuen Fragen oder im besten Fall neuen Sicherheiten - noch einmal von vorne losgehen kann - um es diesmal vielleicht besser zu machen.

El hilo conductor

por Susanne Franz - 17/04/2005 en el "Argentinischen Tageblatt".

Con mucha paciencia un par de manos desanudan madejas enmarañadas de fibras de vida confundidas. ¿Cuál de estas hebras tiene significado para mí, cuál de ellas se deslizó furtivamente en la madeja y alborota todo aunque no tenga nada que ver conmigo?

¿Dónde está el hilo que puede guiarme, que me aconseja? ¿Dónde está el hilo conductor que pasa a lo largo de mi accionar y le da coherencia a mi ser?

Las manos tocan la lana con ternura... tratan de componer una estructura en el enredo de hebras descontroladas. Parecen decir: “Tiro un poco aquí, otro poco allí”, vuelven al principio cuando hay peligro de crear un nuevo nudo, “no, por aquí no se puede, probemos por otro camino”.

 

El punto de partida de la instalación fotográfica Reconocer cuya autora es la artista argentina residente en Berlín, Silvina Der-Meguerditchian es una fotografía sobre dimensional del pecho femenino. De cada uno de los pezones cuelgan hebras de lana que forman en el piso dos montículos debajo de la imagen. Es el principio, el origen de la vida, la madre. El seno alimenta y conforma el primer contacto del ser con el mundo exterior. La obra habla del dar, pero también de la capacidad de recibir.

 

Manos adultas tratan de desenmarañar una madeja heredada. Las hebras rescatadas sirven. Con ellas la artista dibuja sobre fotos de Buenos Aires: un teléfono, una silla: actores surrealistas sobre las imágenes de las avenidas, sobre el escenario de la urbe.

 

¿Qué hago con mi identidad si dejé el escenario en el cual pensaba desarrollarla?, parece preguntar Der-Meguerditchian. La ciudad y el país nuevos nunca podrán convertirse en este tipo de hogar.

 

La que soy ahora flota -incomprendida- en el aire. Estas últimas imágenes de la instalación son escenas dibujadas con lana sobre un material transparente, esta vez, en una categoría más abstracta, más allá del tiempo y el espacio: caminos que nos llevan a encontrarnos, deseos cumplidos o frustrados.

 

Con este trabajo, la instalación de Der-Meguerditchian cierra el ciclo armoniosamente. Ya que el conocerse a sí mismo funciona como un ciclo hermenéutico, en el cual siempre se vuelve a empezar con nuevas formas de comprensión, nuevas preguntas y en el mejor de los casos, nuevas certezas, para la próxima vez, tratar de hacer las cosas mejor.

 

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© Silvina Der Meguerditchian